La penumbra solo nos permitía distinguir nuestras siluetas avanzando por el salón. Una tenue luz se filtraba por el traga luz, intentando multiplicarse al reflejarse en el espejo apoyado precariamente en la pared derecha del fondo. Caminé hacia él, acercándome con cautela, manteniendo mi guardia en alto y empuñando firmemente las dagas de doble hoja que llevaba en cada mano.
A medida que me acercaba, mi imagen en el espejo se desvanecía y sentía mayor atracción hacia él.
- Karl, algo raro tiene el…
Quedé atrapada al otro lado del cristal. Karl giró al notar que no terminé la frase, pero no me vio. Comenzó a buscar a su alrededor, yo trataba de salir por la misma vía por la que entré. Era imposible.
La habitación absorbía mi energía rápidamente. El pánico se apoderaba de mí.
Desesperadamente, Karl trataba de buscar algún mecanismo que lo llevara al lugar a donde me encontraba atrapada. Con su espada partió el espejo en añicos, liberándome de mi encierro. Pero, ya era demasiado tarde, mi energía vital solo duraría dos segundos: “Game Over”.
Ahora tendremos que iniciar nuevamente el nivel 25. Ya sabemos que el espejo es una trampa.
-Te llamo mañana Karl, que descanses.
Con este micro relato participo en el blog de ESTA NOCHE TE CUENTO, para la convocatoria del mes de junio: "En el Espejo".
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